6 leyendas de la Alhambra que debes conocer

Hablar de la ciudad de Granada y de la Alhambra es hablar de las miles y miles de historias y leyendas que el paso de los años ha legado a una de las ciudades más importantes de su época. Y es que la historia de Granada también está hecha de los cuentos y dichos que, de boca en boca, han pasado por sus habitantes generación tras generación. Gracias a este saber hemos podido conservar la parte de la historia de Granada más intimista y popular.

Leyenda del Suspiro del Moro

La Leyenda del Suspiro del Moro es una de las leyendas de Granada y la Alhambra más conocidas, siendo difundida en la mayoría de libros que tratan la historia de la ciudad. Según se dice, Boabdil, el último rey de Granada, se rindió a los Reyes Católicos en el año 1942 sin ofrecer resistencia. Tras esta conquista, el Rey Fernando de Aragón y la Reina Isabel de Castilla exiliaron a Boabdil y a su Corte, permaneciendo exiliados en las Alpujarras dos años hasta su marcha definitiva al continente africano.

Según la leyenda, camino a su destierro, el derrocado Boabdil no se atrevía a girar la mirada hacia su amada Granada. Sólo cuando ya estuvo lejos, a 12 kilómetros de la ciudad, hizo una pausa para mirar atrás y observar la Alhambra. En ese momento suspiró e inevitablemente rompió a llorar. Entonces, su madre Ayesha (o Aisha) le reprendió con la famosa frase: “Llora como mujer lo que no has sabido defender como un hombre”. A partir de entonces, el paso de montaña donde se dice que ocurrieron los sucesos es conocido popularmente como Puerto del Suspiro del Moro, en honor a la leyenda.

Leyenda del Reloj de Sol

Algunos estudiosos afirman que el conjunto de Palacios Nazaríes de la Alhambra fue ideado como un enorme reloj de sol. Esto se debe a que, al igual que ocurre con cualquier reloj de sol, viendo la disposición de las sombras que se producen en las diferentes estancias podemos saber las horas del día.

Este efecto se acentúa especialmente al mediodía, momento en el que las sombras que se producen en las dependencias dividen las estancias en dos mitades. No obstante, hay quienes afirman que este efecto es fruto casual de la búsqueda e insistencia que tuvieron sus arquitectos de aprovechar al máximo y jugar con la luz solar.

Leyenda del Soldado Encantado

Cuenta una leyenda que en las dependencias de los Palacios de la Alhambra de Granada habitaba un soldado maldito que debía custodiar por siempre el tesoro del rey Boabdil. Este soldado sólo podía abandonar su guardia una vez cada cien años.

Un estudiante salmantino fue el que se topó con dicho soldado, que vestía con armadura de época y portaba una gran lanza. Así, el soldado suplicó al estudiante que le ayudase a romper la maldición. Para ello, debía buscar a una joven cristiana y a un sacerdote en ayunas, con quienes podrían romper el hechizo.

El joven, deseoso de ver la fortuna de Boabdil, aceptó la propuesta, y consiguió traer ante el soldado a la joven y el clérigo. Pero en el último momento, preso de la gula, el clérigo se abalanzó sobre los manjares preparados para el final del conjuro, lo que rompió el hechizo y condenó para siempre al soldado encantado.

Leyenda de la Sala de los Abencerrajes

La Sala de los Abencerrajes, situada en el Palacio de los Leones frente a la Sala de las Dos Hermanas, es una de las salas más bellas del conjunto palaciego de la Alhambra. Esta preciosa sala del Palacio de los Leones destaca gracias a su impresionante cúpula de mocárabes, que toman la forma de una estrella de ocho puntas.

A pesar de su belleza, es una leyenda sanguinaria la que recae sobre esta estancia. Según la tradición popular, en esta sala fueron degollados los caballeros Abencerrajes, estirpe de guerreros del norte de África que habían venido a la península a luchar contra los cristianos.

La historia cuenta que estos caballeros fueron llamados a Palacio el día de la abdicación de Mohamed “El cojo”, con quien habían tenido disputas. Una vez dentro de Palacio, los Abencerrajes fueron torturados y degollados de forma traicionera.

Si vistas la Sala de los Abencerrajes, podrás apreciar en ella una mancha que cubre parte de la pila de mármol del centro la sala. Se dice que la mancha es en realidad un resto de la sangre que quedó sellada tras estos acontecimientos.

Leyenda de los Azulejos de Mexuar

La Sala de Mexuar, situada en el Palacio de Mexuar, es una de las salas más antiguas de la Alhambra y una de las joyas del conjunto palaciego. Se cuenta que allí solía esconderse el sultán, dentro de una cámara elevada y camuflada por una celosía. Lo hacía para poder ver y escuchar lo que decían las personas que iban a ser juzgadas en Palacio sin que ellos se percataran de su presencia. Así, decía, podía impartir la justicia de una forma más objetiva, pues conseguía escuchar sus propios relatos.

De esta forma, el sultán logró ganarse el favor y la confianza del pueblo, que lo tomaban como una persona justa y honesta. Por eso, se dice que el interior de la Sala de Mexuar había un azulejo que señalaba: “Entra y pide. No temas pedir justicia que hallarla has”.

Leyenda de la Reina Zoraida

Sobre la vida de la Reina Zoraida, una de las esposas del sultán Muley Hacén de Granada, circulan muchas leyendas. Se dice que Zoraida fue una esclava cristiana que estuvo encerrada en la torre situada en el camino de la ronda de la muralla de la Alhambra, hoy conocida como Torre de la Cautiva en su honor. Su nombre era Isabel de Solís, y era noble e hija del alcalde de la ciudad jienense de Martos.

Estando cautiva, el sultán se enamoró perdidamente de ella y ambos se casaron. Tras su boda con Muley Hacén, Isabel pasó a llamarse Zoraida (o Soraya), nombre que significa “Lucero del alba”. Con el sultán tuvo dos hijos, Nasr ben Ali y Saad ben Ali, que rivalizaron con Boabdil (hijo de la primera mujer del rey) en la sucesión del Trono.

Esta rivalidad llegó a provocar una guerra encubierta con intrigas palaciegas entre los partidarios de cada una de las mujeres, lo que llegó a debilitar la Corte en un momento en el que los Reyes Católicos no paraban de sumar victorias a su Reconquista. Es por ello que hay quien piensa que en realidad Zoraida era una impostora, que abjuró falsamente de su fe para sembrar la discordia en la Corte de Granada.